Textos largos que no entran en www.lopario.blogspot.com

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Escribo cuentos y novelas, doy clases, hago de periodista, traduzco. "Se esconde tras los ojos" (Alfaguara, 2000; Premio Clarín de novela) "Tangos chilangos" www.tangoschilangos.wordpress.com " Los destierrados" , El fin de la noche, 2009

Tuesday, June 20, 2006

Opiniones

Dos preguntas para una nota de la agencia de noticias ANSA

1- ¿Qué opinás del mercado editorial y las posibilidades de acceder a la publicación para los autores jóvenes?
Acceder a la publicación es sencillo o difícil, según lo que uno intente. Hoy en día no hay nada más fácil que poner un sitio en Internet y colgar textos, pero eso no garantiza el acceso, la gente no tiene todavía el hábito de leer textos largos en pantalla (ni siquiera de la extensión de un cuento), y la difusión también es cuesta arriba. Las editoriales grandes tienen las puertas prácticamente cerradas, las editoriales más pequeñas invierten en sus amigosy para el caso, sin las conexiones adecuadas, son más difíciles que las editoriales más grandes. Siempre hizo falta una cuota de suerte y conexiones para ingresar al "mundillo", pero hoy la situación es absurda. Terminan destacando los que tienen la habilidad de convertirse en sus propios productores culturales, y no siempre coinciden con los que mejor escriben.
2- ¿Cómo fueron tus experiencias sobre haber editado: ventajas, felicidades, críticas hacia el mercado editorial, dificultades para editar un segundo libro, etc?
Para alguien joven, ver el libro en las librerías, leer alguna reseña, recibir comentarios de gente desconocida a la que le gustó (o no) lo que uno escribió, no tiene comparación. Hay una carga muy fuerte al darse cuenta de que el texto, efectivamente, tiene vida propia más allá de la pantalla de la computadora o de los 4 amigos a los que uno se lo puede mostrar, éso es lo que lo convierte en un texto "de verdad". Las felicidades, por ese lado, son grandes si se llega al momento de publicar, y más si pasa algo con ese libro: la frustración si el libro muere en el estante de atrás de las librerías, o ni siquiera sale del depósito de la editorial, es también muy grande.
Las editoriales, hoy en día, no cuidan a sus autores ni los ven como una inversión a futuro. Se perdió el "autor de la casa", hay libros que recuperan la inversión y libros que no, y ni siquiera eso. De "Se esconde tras los ojos" la editorial vendió cerca del 80% de los 5000 ejemplares que imprimió, y aún con esas credenciales no quisieron saber nada con mi segunda novela y no tuvieron ningún interés en mantener el contacto conmigo como escritor, o de promocionar la novela más allá del mes en el que fue novedad.
Tienen una idea muy antigua de qué hacer con un libro: editarlo, imprimirlo, mandarlo en un camión a la librería, mandarlo por correo a una base de datos de "periodistas culturales", pedirle al autor que hable con sus amigos que trabajan en los medios a ver qué consiguen. Después se sientan a ver qué pasa, y a las dos semanas ya están empezando el proceso con una nueva tanda de libros y se olvidan de los anteriores. Desapareció también la idea del catálogo, de los "long sellers": cuando pasan es por accidente, no por planificación. Una película sobre Truman Capote ganó el Oscar, y cuando se estrenó en la Argentina no se podía conseguir un libro de Capote en ninguna librería, tardaron un mes en hacerlos llegar: si trabajan con semejante nivel de imprevisión y pasividad con la venta segura que arrastra un tanque de Hollywood, qué queda para la apuesta a un nombre desconocido, a un autor que quizás la pegue en su tercer o cuarto libro, con alguien que recién empieza y que necesita de una guía o una mano para poder desarrollarse.
Los editores chicos, que de últimas tendrían la predisposición, no tienen con qué: no tienen ni distribución ni promoción ni herramientas. ¿Qué diferencia hay entre publicar 500 copias de un libro que va a parar al último estante de 4 librerías chicas y no publicar nada?
En los últimos diez años, por lo menos, hubo una sola antología de cuentos de escritores jóvenes editada por una editorial "importante". Yo estuve en esa antología, y luego de que salió tuve un par de encuentros con editores del sello para ofrecerles mi segunda novela. Les interesó, pero en todo el plan editorial del 2006 tenían pensado sacar apenas 6 o 7 libros de autores locales (el resto venía de casa matriz, y es un sello que saca bastantes libros) y sólo 1 espacio no estaba comprometido: publicaron a otro autor de la antología, lo que habla bien de ellos, pero de 20 autores que ellos apoyaron en esa antología le dieron una segunda chance al trabajo de uno solo. Cuando se quejen de que no les rindió el esfuerzo de publicar esa antología, o de que no se generó "movida", o de que no surgen nombres nuevos, ¿cuánto de eso no va a ser culpa de ellos? ¿ellos se arriesgaron? En mi caso, ¿no eran suficientes credenciales un premio importante que recibió bastante prensa, y una primer novela que vendió en cantidades que hoy la harían atractiva desde lo comercial?
Por otra parte, ellos son simplemente una empresa y quieren que los números no den en rojo, toman decisiones comerciales, calculan los riesgos. En países con más movimiento literario, el estado y las empresas invierten de mil formas en la promoción y formación de los autores, en crearles una reputación internacional, en darles oportunidades de trabajar y hacerse ver, en abrir espacios para que la gente sepa en qué andan. La educación es mejor, y eso hace que haya más lectores. Existen mil formas más allá de las editoriales de que se dé vuelta la tortilla, pero de esos actores hay menos interés todavía que de las editoriales.

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